martes, 2 de abril de 2019

HUGO POZO ARIAS


 Hugo Pozo, “mi vida es el teatro y mi pasión es el cine”
Miraflorino de nacimiento y paceño de corazón, Hugo Pozo Arias nació en la ciudad de La Paz en 1949, inició su carrera artística en 1972 junto al Teatro Nacional Popular (TNP), dirigido por Eduardo Cassis.
Por: Ramiro A. Espejo Altamirano
A pesar de haber sido un “hijito de papa” y ser un niño “exageradamente introvertido” como él mismo se define, Hugo Pozo tenía un sueño, quería ser actor de cine, aunque fue una cinta de Cantinflas, que muestra el proceso de realización de una película la que casi lo desanima, cuando vio “que habían más de 30 personas detrás de cámaras” por poco deja atrás sus deseos de ser actor de cine.
Pero se negó a dejar de lado sus aspiraciones artísticas y se fue por al lado de la música, recuerda que empezó a tocar la batería, llegó incluso a trabajar “profesionalmente como baterista… en varios grupos…no precisamente de música latina, sino al contrario, era de música digamos de rock (con un grupo) que se llama Fly Five, Vuelo Cinco”, debido al buen ritmo que tenía lo llamaron de otros grupos y de alguna u otra manera se mantuvo en el escenario, pero siempre con esa timidez que lo caracterizaba.
 Foto: Ramiro Espejo
Fue precisamente por esa timidez que un amigo de su zona lo animó a participar de un taller del T.N.P. (Teatro Nacional Popular), dirigido por Eduardo Cassis, ahí fue donde empezó su carrera y cuenta que estudió “siete años en forma ininterrumpida, todos los días para sacar su título de actor profesional”, sus 46 años de carrera lo demuestran, aunque muchos dirán que “de vez en cuando aparece en La Paz”, él siempre está viajando por el país junto a su elenco, la Compañía de Teatro Hugo Pozo Bolivia.
En toda su carrera a participado en películas que han sido muy taquilleras en el país, bajo la dirección de Antonio Eguino hizo su primera producción, Chuquiago; llegó a ser parte de cintas como Mi socio, American Visa y su más reciente trabajo, Muralla. En el teatro también ha tenido grandes éxitos, algunos junto a Raúl Villaroel, quién lo invitó a dirigir su primera obra, Mi hijo el doctor, junto a la Compañía Nacional de Comedias Realidades, él cuenta que una de los trabajos más exitosos fue “Sambo Salvito”, donde Hugo Pozo era el protagonista, cuyo “éxito fue increíble, desde el primer día lleno, lleno, lleno, era increíble la cantidad de gente que hubo en esa obra”.
Recuerda también haber participado en un festival de teatro en Chile junto a David Mondacca, con la adaptación de Felipe Delgado, una novela de Jaime Saenz, “Santiago de Machaca, esa obra ha impactado de tal manera, obviamente hemos trabajado demasiado con David”, representando a Bolivia “en un teatro donde entraban 6.000 espectadores”, para más de 35 países que estaban también invitados.
Cuenta que una de sus obras más apreciadas es una que él mismo escribió para su personaje más recordado, Ay Warjata, qué Warjata, “batió todos los récords de recaudación porque impactó y me sigue impactando… es la primera obra de teatro, que el público iba a dormir para comprar entradas al día siguiente”. Junto a su compañía de teatro también dicta clases a jóvenes valores del teatro, y afirma que existen tres condicionantes para ser un buen profesional “disciplina, puntualidad y entrega al trabajo… un actor disciplinado, puntual y dedicado a su trabajo, puede ir muy lejos”, y cierra diciendo “el pasado es de los muertos, el futuro de los locos y el presente de nosotros”

Vea la entrevista completa: 

2 comentarios:

  1. Interesante la vida de Don Hugo, quién lo diría que fue baterista haaa y no hay la posibilidad de acceder a la obra de la adaptación de Saenz de Felipe Delgado?

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  2. Ramiro, por favor mejora el uso de las comas, mira:

    A pesar de haber sido un “hijito de papa” y un niño “exageradamente introvertido”, como él mismo se define, Hugo Pozo tenía un sueño: ser actor de cine. Una cinta de Cantinflas, que mostraba que se necesitaban más de 30 personas detrás de cámaras, casi lo desanima.
    Sin embargo, se negó a dejar de lado sus aspiraciones artísticas y se fue por al lado de la música. Empezó a tocar la batería, llegó incluso a trabajar, profesionalmente, como baterista, en varios grupos, no precisamente de música latina, sino, digamos, de rock.

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